La noche de ayer, la Orquesta Filarmónica de Jalisco presentó su Gala de Ópera, que forma parte de su tercer programa para el 2009, El Canto, La Ópera y La Zarzuela. Con un principio lento y una orquesta apática que ahogaba las voces de los cantantes, poco a poco fue ganando confianza, equilibrio y poder a lo largo de la velada, redimiendo de esta manera los errores pasados. Desafortunadamente, los aspectos negativos se dieron al comienzo de la velada y los positivos ya casí a mediados de ésta. Así que comencemos por los aspectos negativos.
Antes que comenzará la función, surgió un queja de parte de los asistentes. Se trataba del disgusto en cuestion al estado vacio de palcos primeros. Para las 20:30 horas, tanto la luneta como el anfiteatro estaban a alrededor de 3/4 partes de capacidad, mientras que palcos segundos y terceros estaban a su máxima. Los palcos primeros, sorprendentemente, estaban completamente vacíos con la excepción de seis personas a lo mucho durante la primera mitad de la velada. La queja de los asistentes radicaba en que la taquilla del Degollado informaba que los asientos de palcos primeros "no estaban ya disponibles". Aunque no puedo confirmarlo, algunos miembros de la audiencia aseguraban que esos lugares eran reservados para los VIPs y que la ausencia de estas personas y desuso de estos asientos eran un insulto para aquellos que si querían pagar más para un mejor asiento.
Una vez apagadas las luces, el programa inició con la Obertura de Tannhäuser, una obertura que sorprendió por ser muy conservadora y en ciertos puntos carente de personalidad. La energía, fuerza y majestuosidad de la música de Wagner simplemente no estuvieron al alcance de la OFJ. Debo admitir con tristeza que buena parte de la primera mitad de la gala, la orquesta sonaba carente de vida. Seguido de la obertura, la mezzo-soprano yugoslava Katarina Nikolic tomó el escenario, iniciando Mon coeur s'ouvre à ta voix. La Señorita Nikolic tuvo algunos problemas al inicio de la gala en cuanto a proyeción de voz y no fue la única, pues María Alejandres y hasta cierto punto Dante Alcalá sufrieron de lo mismo durante la primera parte del evento. Durante la aria de Saint-Saëns, la voz de Katarina Nikolic sonaba muy pequeña para el Degollado. Lo mismo le pasó a María Alejandres en su interpretación de O mio babbino caro. En varias partes la orquesta tapaba completamente su voz. No fue hasta que le tocó el turno a Dante Alcalá con E lucevan le stelle que finalmente se sintió que la voz cobraba vuelo dentro del recinto y que la orquesta y cantantes empezaban a encontrar el balance adecuado de volumen de ambos.
A partir de Nuit D'Hymeneé se empezó a notar un cambio en el ambiente. La orquesta cobró un poco de vida y las voces de Dante Alcalá y María Alejandres empezarón a lucirse. Para cuando le tocó el turno a la Señorita Alejandres de interpretar Dieu! quel frisson court dans mes veines! era como si le hubiesen inyectado adrenalina a la orquesta. Estaba tocando maravillosamente, con el sonido saliendo claro y con una personalidad propia que apoyaba el canto de la Señorita Alejandres a lo largo del tormento de Julieta. Al finalizar la aria, el público agasajo con estruendosos aplausos a los intérpretes.
Después de un breve intermedio, la velada continuó. La OFJ comenzó con Till Eulenspiegels lustige Streiche de Richard Strauss y la orquesta que interpretó este poema sinfónico era muy distinta a aquella al comienzo de la función. El brió que le falto a Wagner estaba presente en Till Eulenspiegel. Seguido de esto, Katarina Nikolic tomó el escenario y mostrando más potencia y confianza en su voz que inicio con las primeras notas de Voi lo sapete o mamma. Fue tal su interpretación que el público entusiasmado la premió con largos aplausos. Instantes después, María Alejandres salió al escenario y junto a la Señorita Nikolic interpretaron Belle nuit, ô nuit d'amour. Hubo varios momentos en el dueto que la voz de la Señorita Alejandres no se alcanzaba a oir sobre la de la Señorita Nikolic, pero eso no evitó que movieran al público vivamente. El Nessun Dorma de Dante Alcalá comovió al público sin duda alguna, aunque se noto cierto esfuerzo en la última parte del aria. No obstante, eso no le quita credito alguno a su interpretación. De ahí se pasó a un cuarteto con Alejandres, Nikolic, Alcalá y López para interpretar Bella figlia dell'amor. Salvo López, cuya voz debió ser la que menos se oyó en todo el concierto (era básicamente inexistente), los tres interpretes dieron lo mejor de ellos, destacando Katarina Nikolic y Dante Alcalá. Aunque la velada terminaba con ese último cuarteto, Hector Guzmán, la OFJ y Katarina Nikolic deleitaron al público con La Habanera de Carmen. Aunque Nikolic no alcanzó todas las notas altas, ella se entregó completamente con su voz y fue premiada por eso de parte de un público extasiado. Pero quien cerró con broche de oro fue María Alejandres que interpretó una aria que jamás en mi vida había oído. Sin duda alguna fue el punto clave de la velada.
Al finalizar la velada, los asistentes fueron agasajados con canapes y un delicioso vino blanco Concha y Toro, muchos satisfechos con la velada de esa noche.
El concierto de la noche de ayer se transmitirá el domingo 1ero de noviembre a las 12:00 hrs. por C7 (Canal siete). También hay que señalar que el programa para Escenas de Carmen ya está disponible en la página de la OFJ.
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